El injerto de encía es un procedimiento odontológico, llevado a cabo por el periodoncista, que responde a un problema oral que padecen varias personas: la recesión de encías.
Además de representar un problema estético en quien la padece, esta patología implica un serio riesgo para las piezas dentales.
¿Qué problemas trae la recesión de encías?
- Molestias y dolor: muchas veces lo que creemos que es un dolor en respuesta a la sensibilidad dental, es debido a que el diente queda mucho más expuesto a los agentes externos, tales como alimentos, bebidas y hasta el propio viento, debido a que la encía se ha retraído y deja desprotegida una mayor superficie dental.
- Aumento del riesgo de padecer caries: la parte de la raíz que queda expuesta es más sensible que el esmalte dental. Por lo tanto, las probabilidades de que aparezcan caries son mucho mayores. A este problema se le suma que curar una caries en esa superficie es más difícil que sobre el esmalte.
¿En qué consiste el injerto de encía?
Esta intervención quirúrgica se realiza mediante la extracción de tejido blando para con él cubrir la raíz dental que se ha visto expuesta a causa de la recesión de encías. Por otra parte, también sirve para otorgarle revestimiento a un implante dental que ha quedado descubierto.
El injerto de encía cuenta con la ventaja de ser mínimamente invasivo.
Procedimientos para llevar a cabo el injerto de encía
Existen dos procedimientos para realizar el injerto de encía:
- Colgajo de reposición coronal: consiste en despegar la encía de la zona a cubrir y tomar una muestra de ella para posteriormente estirarla y cubrir la zona expuesta. En esta modalidad, no hay zona donante.
- Toma de tejido palatino: cuando el tejido de la encía no es suficiente para cubrir la zona expuesta, se extrae tejido del paladar del paciente, quien se convierte en su propio donante.
Gracias a este procedimiento, se pueden evitar los problemas derivados de la recesión de encías a futuro.
